miércoles, 21 de marzo de 2007

VOLVER LA VISTA ATRAS.



Alguien dijo alguna vez que visitar el pasado es un buen ejercicio. Lo malo es quedarse vivir en él.
Esto lo comento porque haciendo el buen ejercicio de visitar mi pasado, recordé unos versos que con unos 11 ó 12 años me hicieron memorizar en el colegio, y que decían así:

Asombrose un portugués
que desde su más tierna infancia
todos los niños en Francia
supieran hablar el francés.
Arte diabólica es
dijo torciendo el mostacho,
que para hablar el gabacho
un hidalgo en Portugal
llega a viejo y lo habla mal
y aquí lo parla un muchacho.


FABULA DE LOS DOS CONEJOS

Por entre las matas,
seguido de perros
(no diré corría),
volaba un conejo.
De su madriguera
salió un compañero,
y le dijo: "Tente,
amigo, ¿que es esto?"
"¿Que ha de ser? - responde-.
Sin aliento llego...
Dos pícaros galgos
me vienen siguiendo."

"Si -replica el otro-,
por allí los veo...
Pero no son galgos."
"Pues, ¿qué son?" "Podencos."
"!Qué! ¿Podencos dices?"
"Sí, como mi abuelo."
"Galgos y muy galgos:
bien vistos los tengo."
"Son podencos; vaya,
que no entiendes de eso."
"Son galgos, te digo."
"Digo que podencos."

En esta disputa
llegaron los perros,
pillan descuidados
a mis dos conejos.

(Ahora viene la moraleja, porque como todo el mundo sabe las fábulas son unas poesías que al final tienen su moraleja.)

Los que por cuestiones
de poco momento
dejan lo que importa,
llévense este ejemplo.

Pepe Fernández

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